El parque del Poblenou diseñado por el arquitecto francés Jean Nouvel, es un jardín sostenible concebido como "punto de encuentro" y "microclima acústico".
Uno de los aspectos que más me han gustado de este parque son sus cerramientos, ya que aunque esté situado junto a la concurrida Avenida Diagonal, una vez dentro te olvidas de que estás en una gran ciudad, y prácticamente los sonidos de los coches ni se escuchan.
Su distribución es algo a lo que no estamos acostumbrados, el recinto ocupa más de una manzana y lo cruzan dos calles, Espronceda y Cristóbal de Moura; se puede acceder a él desde las calles que lo delimitan, Bac de Roda, Marroc y la Avenida Diagonal.
La calle Espronceda, que junto a Cristóbal de Moura son las únicas vías que atraviesan el parque, está totalmente cubierta por una pérgola de glicinias de diversos colores.
La idea, es que el parque sea "un parque de sol en invierno, que comience a cubrirse en primavera y que en verano se convierta en un parque esencialmente de sombras", además de haberse diseñado con criterios medioambientales, puesto que el riego, gota a gota, procede de un gran depósito que aprovecha las aguas freáticas.
El parque está dividido en varias zonas, como el cráter; un camino en forma de espiral rodeado de buganvillas, que simula un cráter, los nidos; espacios que invitan al reposo con enredaderas que hacen de tapiz, y los pozos del cielo, unas estructuras metálicas con malla recubiertas de flores y lianas, las bóvedas y helechos gigantes; un espacio formado por una secuencia de cuatro bóvedas vegetales que van perdiendo altura a medida que se acercan al denominado paisaje lunar, la Plaza de la Sardana, las cabañas bajo la lluvia, la isla bajo la cúpula y el jardín aromático.
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