Desde las centenarias hasta las más modernas, las bodegas de Barcelona son un punto de encuentro para reunirse con los amigos entre botellas y barriles, dejarse recomendar un buen vino sin esnobismos y donde la gente siempre tiene algo que contar. En el barrio del Raval hay varias bodegas, pero destaca la Bodega Montse inaugurada en 1893, uno de los locales más antiguos de Barcelona.
Por la mañana la clientela son básicamente personas mayores del barrio, pero por la tarde conviven con grupos de gente joven y extranjeros. La especialidad de la casa es el tinto seco del Priorat y la tapa de anchoas.
En la calle de Sant Pacià nº 23 encontramos la Bodega Can Salva, un lugar de ambiente familiar donde preparan morros caseros para la clientela. La especialidad de la casa es el vermut con unas gotas de ginebra.
Cambiamos de barrio para visitar el Quimet&Quimet situado en la calle Poeta Cabanyes nº 25, pequeña bodega con más de un siglo de historia y una institución en el barrio del Poble Sec.
Cuenta solo con tres mesas altas sin sillas ni tamburetes y una pequeña barra, donde ofrece conservas de primera calidad y sorprendentes y deliciosos montaditos con panecillos tostados en forma de barquita con increíbles combinaciones, como la de salmón con yogur y miel trufada.
En el barrio de Grácia conviven bares modernos con bodegas para todos los gustos, entre las que destaca la Bodega Marín situada en la calle Milà i Fontanals nº 72, que se ha mantenido sin cambios durante los más de cien años que tiene de vida, la Bodega El Tano situada en la calle Joan Blanques nº 17, fundada en el año 1927 y que mantiene la barra, las barricas, la nevera y las mesas antiguas, un lugar acogedor para tomar el aperitivo y la Bodega Manolo situada en el Torrent de les Flors nº 101, un lugar sencillo donde lo que prima es la comida casera de calidad.
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